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10 de December del 2017 a las 17:18 -
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Un barrio que sigue exportando talento.

Fray Bentos produce cracks y Anglo tiene mucho que ver
Un barrio que sigue exportando talento.

Antes fue la carne y ahora es el fútbol: Giorgian De Arrascaeta, Gastón Ramírez y muchos otros salieron de allí. 

Durante más de un siglo, el mundo se inclinó ante la calidad del extracto de carne y el corned beef que procesaba la fábrica Anglo de Fray Bentos, llamada la “gran cocina del mundo” durante las dos guerras mundiales. Hoy, es el viejo y querido club que lleva su nombre el que da que hablar en Montevideo y más allá de fronteras, por la calidad de sus futbolistas que permanentemente surgen de su cantera. 

Es una institución con historia, presente y futuro. Giorgian De Arrascaeta, Gastón Ramírez, Ramiro Cristóbal y los juveniles celestes Joaquín Sosa y Matías Laborda tienen algo en común: se formaron o terminaron de “hacerse” en Anglo antes de emigrar a Montevideo. Algunos se han consolidado a nivel internacional, incluso en la Selección mayor, mientras otros esperan seguir el mismo camino, portando el mismo sello como parte de un proyecto de formación que ya lleva sus años. Leandro Onetto, Owen Rodríguez y Matías Milessi, también representan a un grupo de jóvenes promesas que se formaron en el barrio del frigorífico. 

Antes lo hicieron Gonzalo Díaz (ex Wanderers y Peñarol, campeón de América con Uruguay en 1987; el actual técnico de la selección Uruguaya Sub 15 Alejandro Garay y el profesor Marcelo Giarruso, múltiple campeón con Olimpia, Colo Colo y Nacional. 

El club, fundado el 1º de junio de 1907, es de los más antiguos del país. De uno y otro lado del camino, da la bienvenida al barrio declarado por Unesco como patrimonio de la humanidad. Fue de los primeros equipos en Uruguay en jugar partidos internacionales, como quedó documentado en sucesivos encuentros con tripulaciones británicas. 

Sus vecinos están orgullosos por todo lo que están viviendo, sobre todo porque la institución supo sobreponerse a una crisis a principios de la década de 1980, cuando el barrio -la gran mayoría, familias de obreros- fue desalojado. Fue un punto de inflexión. 

Una negociación impulsada por el gobierno de facto con un conjunto de pseudo empresarios árabes que prometían reactivar el frigorífico. El proyecto terminó en un gran fracaso pero ya era tarde. Cientos de familias fueron realojadas en viviendas en el otro extremo de la ciudad. 

“Los militares desalojaron todo el barrio y como era época de dictadura, fueron pocas las familias que pudieron quedarse. Nos quedamos sin gente y por ende sin jugadores, sobre todo niños. Ese proceso de recuperación llevó su tiempo. La gente que fue llegando le fue tomando cariño al club y hoy hay alrededor de 800 familias” indicó Gonzalo Buscio, presidente de la institución. 

La institución cuenta con cerca de mil metros lineales sobre el río Uruguay en un entorno natural despectacular. Su cancha, conocida como “La Bombonera”, tiene un campo de baby fútbol y sobre todo un parque costero que es disfrutado por la población fraybentina, más allá de la masa social. 

“Todo pertenecía al frigorífico. La mansión de 1907, que oficia como concentración del plantel, era una de las casas de los gerentes” indicó Gonzalo Onetto, recordado jugador, expresidente y vinculado al club desde siempre. 

El hecho de haber decidido iniciar un proceso de trabajo a conciencia con profesionales de Montevideo y el exterior marcó un antes y después en el club Anglo. “Desde hace unos años iniciamos un proyecto de trabajo en juveniles y baby futbol, logrando resultados que hoy nos enorgullecen, dado que se han podido proyectar varios jugadores. Todo esto es resultado de mucho trabajo y esfuerzo en búsqueda de lograr una formación integral de los jugadores que eligen este club para crecer como futbolistas y fundamentalmente como personas”, expresó Onetto. 

A mediados de noviembre se jugaron las finales de juveniles en Fray Bentos. Anglo logró el título de sub15 por cuarto año consecutivo y en sub18 ha logrado tres de los últimos cuatro torneos en disputa.

“El club siempre ha aportado su granito de arena con grandes futbolistas y mejores personas. Es algo fundamental que siempre se inculcó aquí, porque mañana quizás no sean jugadores pero pueden ser grandes hinchas y buenos dirigentes. Esa formación es parte de nuestra historia. Cada uno de los deportistas que vienen de afuera, se hacen simpatizantes del club y siguen volviendo con los años, como el caso de Alejandro Garay, que siente un amor enorme por el club y vino hace 15 días a dictar una charla con todos los planteles, jugadores, técnicos y padres. Él nos dijo que venía devolver parte de todo el cariño que le dio esta gente y eso al club lo llena” explicó orgulloso Buscio. 

Anglo desarrolló un proyecto de formación profesional dirigido en principio por Aníbal Giménez, que luego fue desarrollado y potenciado por Luis Matosas. Permanentemente se desarrollan clínicas con profesionales de la talla del francés Pierre Sarratia, Roberto Matosas, el propio Garay y otros profesionales como los profesores Cáceres y Giarrusso.

“Luis Matosas inició un proceso de fortalecimiento psicológico, físico y deportivo de nuestros niños y jóvenes y de pronto acercó a Pierre Sarratia, un profesional casi desconocido en Uruguay hasta que se supo que estaba en Nacional, luego de haber trabajado una década en las selecciones de su país. En conjunto empezaron a inculcar conductas, métodos y esa forma de trabajar llevó a que la institución tuviera rápidamente varios exponentes en el profesionalismo uruguayo” indicó Onetto, convencido de que la institución va por la senda correcta que los distingue del resto.

RECORD GUINNESS. Ricardo Olivera, conocido como el “chispero” por su origen en Sacachispas, departamento de Soriano, es una especie de leyenda viviente del club, desde que el 26 de diciembre de 1998 convirtió el gol más rápido del mundo, registrado en el récord Guinness.

Esa noche defendía  a la selección de Rio Negro, que por el litoral de futbol le tocaba enfrentarse a Soriano Interior representado por la liga del centro. Fue además el partido inaugural del estadio Ariel de Rodó.  

“Recuerdan que antes había que iniciar el partido, haciendo girar completamente la esfera hacia un compañero y en ese entonces, habían cambiado las reglas y uno podía pegarle directamente al arco desde la mitad de la cancha. Lo habíamos practicado y justo ese día el golero estaba adelantado, le pegué bastante bien y tuve la suerte que la pelota ingresó en 2 segundos 8 décimas. Así está filmado y registrado en el record Guinness” indicó Olivera a Ovación.

Justamente esta semana, Olivera que venía trabajando desde hace 5 años en divisiones juveniles, asumió como técnico en primera división. “Desde que uno llegó como jugador, se encariñó con el club y decidí que mi vida iba a desarrollarla acá. Ahora me tocó la primera y vamos a hacer el mayor esfuerzo por el club” expresó el nuevo técnico.  

 



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