Quizá en esta oportunidad seamos reiterativos, pero es necesario pues si nuestra comunicación no es eficaz, además de analizar formas y estrategias, también debemos reiterar lo que ya hemos dicho en otras oportunidades.

Porque seguramente muchas veces no todos leen lo que pretendemos compartir. Nuestro compromiso de campaña siempre tuvo una promesa: la cercanía. Estar cerca de la gente y sus problemas. Facilitar el acceso al Diputado, por la comunicación tradicional de medios o por las redes, correos electrónicos, messenger, etc. Pero fundamentalmente presencial, personal, y para eso están nuestras secretarias en Young y en Fray Bentos y la presencia permanente en todo el territorio. Que la gente se acerque a hablar, ya sean temas humanos, triviales, profundos, o demandas.

Quizá en nuestra voluntad de abrirnos a todos los planteos, hemos generado expectativas incumplibles. Asumimos como una debilidad propia el dolor frente a dificultades que padece nuestra sociedad. En esto queremos ser autocríticos, quizá cuando tomamos los problemas de la gente deberíamos ser más contundentes en lo que se puede y en lo que no se puede. La tarea del representante nacional es de legislación y control, pero en los representantes del interior fundamentalmente se le agrega lo que nosotros llamamos los “mandaditos”. ¿Qué es para este Diputado un “mandadito”? generalmente un derecho conculcado, no gozado, por demora o por negligencia o por error de la administración. Hay un fina línea entre el pedido disparatado y el pertinente.

¿Qué hacemos nosotros? Utilizamos las herramientas que tienen los representantes nacionales: exposiciones escritas y pedidos de informes. A veces extralimitamos nuestro rol y llamamos a distintos jerarcas, que quede claro no correspondería hacerlo, pero muchas veces para lograr el objetivo lo realizamos.

El colectivo de demandas insatisfechas que se nos plantean a diario, se generan por falta de información adecuada o por error de las administraciones encargadas. Para nosotros no explicar bien los alcances de una ley y la protección de un derecho, en cuanto a si corresponde o no, es una responsabilidad del Estado. Por esa premisa es que nos involucramos casi siempre. Ustedes podrán comprobar en otros editoriales nuestra posición tajante a que el Uruguay tiene muchas leyes, muchos funcionarios y pocos servidores públicos. Esa ecuación es la que llena nuestras secretarías de ciudadanos necesitados de respuesta. También las demandas de la gente sirven para verificar si existen normativas. Fue eso que nos llevó a aquel planteo en Cámara que coronó en la ley 19.480 del Registro de Personas Obligadas a Pagar Pensiones Alimenticias Decretadas u Homologadas Judicialmente. Es por eso que se encuentra en la Comisión de Seguridad Social un proyecto de ley poniéndole plazo razonable al Banco de Previsión Social para expedirse sobre incapacidades, por último en la Comisión de Salud Pública y Asistencia Social existe un pedido de minuta al Poder Ejecutivo para en 30 días resolver los beneficios a enfermos terminales y en cuidados paliativos. Casi todas las demás demandas estriban en un Estado con carencias de inmediatez y certeza.

Responsabilidad nuestra, de nuestros casi 14 años de gobierno, porque nos habíamos comprometido a librar “la madre de todas las batallas”.

No somos de tercerizar responsabilidades y si nos equivocamos al generar expectativas desmedidas a quienes nos confían sus problemas, trataremos de corregir; pero eso sí, cuando salen a comentar por algún medio de comunicación o en alguna Red social sobre supuestos “incumplimientos” de nuestra parte, digan con claridad qué nos pidieron. Más de una vez somos terminantes porque conocemos profundamente la legislación cuando se nos pide por trámites jubilatorios o mejoras de pasividades.

Es el Banco de Previsión Social el que tiene que dar las respuestas y orientar sobre los requisitos tanto para las causales jubilatorias o pensionarias, como para mejorar la tasa de reemplazos y en eso tenemos la absoluta tranquilidad que damos la orientación correcta de a dónde se debe recurrir.

Algunas personas nos han dicho “me fallaste”, y en realidad la persona pretendía, por ejemplo, acceder a un jubilación sin los años requeridos,o mejorar el monto. No es tarea nuestra. No podemos, y no debemos hacer nada que implique alterar las normas que nos regulan a todos, porque todos debemos ser iguales ante la ley. El amiguismo es para ser amigos, pero no debe ser una práctica política, que al igual que el clientelismo ha sido causa de males profundos a lo largo de nuestra historia.

Cuando se pide empleo en la oficina de un representante nacional está clarísimo que no es el lugar que corresponde y ahí siempre referenciamos al sitio web de Uruguay Concursa. Y así con cantidad de otras demandas e insatisfacciones que requieren de nuestro involucra miento, arrimamos el planteo pero la solución no depende de nosotros. Existe algo muy laudado dentro de nosotros, el 27 de octubre del año próximo plebiscitaremos nuestra gestión como representante del departamento de Río Negro. Pero no hay un paso atrás en nuestro objetivo de estar cerca de la gente, aunque sea para llorar juntos la impotencia de no poder hacer más. Porque en definitiva es nuestra vocación y compromiso.

-Tany Mendiondo.