Al escuchar los planteos realizados por los diferentes oradores del acto del Día de los Trabajadores no puedo evitar algunas reflexiones al respecto.

En los últimos años en Uruguay se crearon 300.000 nuevos empleos, la cifra es única en la historia reciente del país, y sin embargo en el último año la cantidad de personas en situación de desempleo se ha situado en torno al 8% de quienes buscan trabajo. Hemos realizado muchas cosas, pero el tema requiere que hagamos muchas más.

Hay un mundo que enfrenta el mismo problema y por las mismas causas que nosotros: los cambios permanentes en los mercados, ocasionados muchas veces por las altas y bajas en los ingresos, por las preferencias culturales y hasta por los gustos ocasionados por diferentes grupos de la sociedad. Estos cambios hoy son mucho más acelerados que antes, los mercados resuelven hacer y deshacer en pocos días industrias y comercios que llevaban años y décadas funcionando. Pero a esta inmediatez del mercado debemos adicionar otro elemento: hay cientos de tecnologías que han llegado para quedarse y que tienen como objetivo fundamental suplantar a los trabajadores.

Nosotros como sociedad estamos dando una batalla que muchas veces no se percibe como tal, pero que tiene un carácter decisorio: o nos adaptamos al mundo del trabajo del Siglo XXI o por el camino quedarán miles de compatriotas. Para eso tenemos un partido complicado que se juega en diferentes escenarios a la vez. El más importante es la educación y la capacitación. Educar a las nuevas generaciones, es impensable tener ciudadanos del Siglo XXI que no tengan mínimamente el secundario o la formación técnica completa. Los gurises tienen que estudiar, no hay otra. Para ello tenemos que mejorar y mucho en el nivel secundario, es allí donde estamos teniendo problemas y serios. Debemos generar un cambio en lo que haga falta para asegurar la asistencia y la culminación del ciclo. Para eso necesitamos del esfuerzo de todos, comenzando por la comunidad educativa toda.

Hay ejemplos y esfuerzos notables de lo que se está haciendo en materia educativa: el barco que empuja los cambios es el del Plan Ceibal con todas sus ramificaciones; pero INEFOP es una experiencia que cada vez adquiere más relevancia y la nueva UTEC está destinada a cambiarle el perfil a los profesionales de nuestro país. Y cuando miramos las rendiciones de cuenta nadie puede negar que hoy la educación tiene un presupuesto que sin ser el pretendido, es multimillonario.

Pero además tenemos que capacitar a quienes ya están en el mercado laboral. Todos los rubros requieren actualizarse y tener formación idónea en las nuevas tecnologías y en las diversas técnicas que requieren los sectores de nuestra producción y nuestros servicios.

Para finalizar, tenemos un batalla cultural y política por resolver, el Uruguay debe venderle cada vez más productos al mundo que los requiere, y ello implica tener una política comercial adecuada a los tiempos que vivimos. Sin ser ingenuos, sin desconocer que no todos los “socios” comerciales son iguales, pero sabiendo que si no conseguimos mercados sin interés para nuestras exportaciones será muy difícil mantener y aumentar las fuentes de trabajo.
-Tany Mendiondo