(Daniel Rojas) Lo que era vox populi con parte de informaciones fragmentadas, comienza a asumirse como una realidad cada vez más preocupante y que obliga a una intervención tan profunda como urgente. En una entrevista para el noticiero de VTV, el integrante de la Comisión Administradora del Río Uruguay, Luis Hierro López, admitió que el río de los pájaros pintados está en las mismas condiciones que el río Santa Lucía. Le podemos cuestionar que esperó casi a terminar su periodo como delegado en CARU, para decirlo, pero al menos lo dijo. Nuestro querido rio Uruguay está enfermo y más allá de los diagnósticos estamos haciendo poco y nada por recuperarlo.

Hierro dijo que está en similares condiciones que el Santa Lucía. La diferencia es que, él Santa Lucía, por abastecer de agua potable a Montevideo, genera mayor atención política y mediática, como sucede con todas las cosas que ocurren entre Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha. Esto nos despertó la necesidad de compartir una visión que va más allá del tema puntual del río Uruguay. Desde las noticias ambientales hasta las policiales, las cosas del sur, tienen mayor atención de los medios y de los gobernantes que si ese mismo hecho ocurriera en Bella Unión o Fray Bentos.  El caso de Lola Chomnalez es un claro ejemplo. Aquí, en el barrio Anglo,  violaron y asesinaron a una joven de 17 años que arrojaron por la barranca hacia el rio Uruguay. Su familia sigue insistiendo que el asesino está suelto y los dos procesados con prisión coinciden en apuntar a una persona que sigue libre. Éste caso no tuvo ni el 1% de cobertura, ni de reacciones oficiales, ni la disposición de las herramientas  que logró el también muy lamentable caso de la joven argentina de apellido Chomnalez. El Uruguay es así. Todo se mira desde la macro cefálica  Montevideo. Todo se resuelve desde esa perspectiva, y muchas veces, las soluciones aterrizan erróneamente o sin lograr el efecto deseado. Fallan en la cuestión de cercanía que todos quieren aplicar pero en reiteradas ocasiones la burocracia los termina absorbiendo o porque sencillamente no alcanzan a interpretar que cada comunidad tiene una realidad general similar pero con particularidades muy propias de cada región.  

Si pasa con el puerto y pasa con el puente, ¿por qué no iba a pasar con el río? Pasa con  la distribución de los recursos del estado y hasta pasa con la salud en general. Somos de las pocas ciudades que hemos dejado al descubierto la atención en rutas. No hemos podido instrumentar un sistema que atienda a las personas siniestradas y nos quedamos esperando la promesa de la ministra Muñiz de alcanzar una solución para todo el país. Mientras la mayoría de los hospitales del interior decidió avanzar en soluciones parciales, nosotros nos quedamos con el argumento de que la solución debe necesariamente llegar desde Montevideo.   Mientras la realidad nos golpea duro y no logramos reaccionar ante cuestiones básicas y profundamente humanas. Escuchamos  que habrá un sistema mejorado con helicópteros para trasladar a los accidentados  o que el sistema de telemedicina que inauguramos hace poco en Fray Bentos, nos permite que especialistas de Montevideo y hasta de San Pablo, lean una tomografía realizada aquí. Es sin dudas, un paso que aplaudimos. Pero no podemos dejar de expresar que nos cuesta creer que aún hoy en las rutas cercanas a Fray Bentos, los accidentados deben ser trasladados en vehículos particulares, después de perder un tiempo vital esperando una ambulancia justamente para llegar a un tomógrafo.  Si tomamos un minuto para reflexionar, lo primero que nos surge es una fuerte contradicción. Eso pasa hoy y seguirá pasando en tanto no reaccionemos. La visión macrocefálica del país seguirá existiendo pero de nosotros depende decirle basta a algunas cuestiones. De plantarnos firmes e intentar cambiar aquello que se puede mejorar. Si callamos o simplemente miramos para el costado, la realidad nos golpeará en la cara una y otra vez.