“Fray Bentos es un carnaval. Traiga el pomo que el agua la ponemos todos” dijo un vecino molesto porque desde hace más de 15 días tiene una “fuente” en el frente de su casa. “Han venido a repararla dos veces y anoche se rompió de nuevo. Es un desastre” se quejó Ramiro en calle Blanes de la capital departamental. 

“Los otros vecinos tapan e impiden la llegada de agua por la calle, pero se forma un piletón que nos afecta nuestra casa” dijo Teresa quejándose también por la situación. En otros lugares el agua corre por cuadras enteras y no hace otra cosa que despertar la reacción de vecinos indignados por el derroche.

“Es impresionante el agua que se pierde y que después pagamos todos. OSE salió por todos los medios a pedirnos que cuidemos, que no usemos el lavarropa ¿y esto que es, como es la cosa? Se preguntó Teresa mirando como el agua potable corría a sus pies. 

En pocas cuadras a la redonda se visualizaron no menos de 15 perdidas en la vía pública. En avenida Rincón casi Hammet, Alberto se preguntaba “quien se hace cargo de ésta fiesta porque siempre es Juan Pueblo el que termina pagando”.

“Por lo menos hace un mes que está roto y OSE no repara. Cada adía se hace más grande” reclamó. La demora en atender una rotura donde fluye el agua, deriva en el deterioro del pavimento y aumenta el riesgo de accidentes.  

OFICIAL. El Jefe de OSE Fray Bentos, Pedro Lahalo, brindó una minuciosa explicación de la gestión que se realiza en Río Negro. Al tanque de la ciudad se elevan unos 190 metros cúbicos por hora para atender poco más de 11 mil clientes. Reconoció que actualmente OSE pierde el equivalente a un vaso de 55 cm3 por hora en cada casa. “Estamos facturando el 63% del volumen de agua potabilizada y perdemos el restante 37%” y recordó que hace tan solo dos años, “el agua perdida alcanzaba al 65%”. La gestión de la unidad es superior a otras ciudades donde incluso se han invertido sumas millonarias para el recambio de tuberías.

“Tenemos un equipo tecnológico que está capacitando para detectar fugas” indicó Lahalo quien ha identificado que el 85% de las pérdidas se registra en conexiones domiciliarias “entre la tubería y el medidor”.  De esas roturas, el 60% se pueden ver a simple vista, el 30% son poco visibles y el 10% invisibles.    

La ciudad está dividida en tres grandes sectores, uno de los cuales es el histórico barrio Anglo, donde hasta hace algunos años se perdía el 60% del agua potabilizada que llegaba a la zona. “Hoy revertimos esa situación y llegamos a cobrar el 68% de agua que ingresa al sector” indicó el funcionario.

Informó que OSE realiza un promedio de 35 reparaciones diarias en Fray Bentos y entre 15 y 20 en Young y su zona de influencia. Trabajan con dos cooperativas del MIDES con 10 integrantes cada una, “con personas que vienen de un contexto crítico, no tienen oficios y la mitad son mujeres que desde hace más de un año viene cumpliendo el periodo de adaptación”. Otros 10 funcionarios de OSE guían y supervisan los trabajos.  

Identificó que los problemas se originan por tres factores: zonas bajas como el barrio Las Canteras, ramales viejos y tuberías que ya cumplieron su vida útil. 

“Es una ciudad muy antigua con ciertas complejidades que no ha tenido el volumen de mantenimiento acorde a las necesidades” admitió el jefe de OSE. “No obstante desde hace algún tiempo venimos trabajando en distintos sectores para regular la presión y bajar el número de pérdidas” indicó. 

OBRAS. La información está disponible en la página web del ente y además fue entregada en un dossier a la intendencia municipal.  Para éste año se continuará con la sustitución de 3 mil metros  de tubería, se cambiarán 1500 medidores y se construirán 1000 metros de vereda. Además se independizará el suministro en los complejos de viviendas y se construirá un anillo “a la altura del camino a La Feria para estabilizar la presión en el barrio Las Canteras” una populosa barriada que padece de baja presión los días de intenso consumo.

Cada kilómetro de tubería insume entre materiales, mano de obra y reposición de pavimento, cerca de 2,9 millones de pesos. En zona urbanizada supone atender en promedio unos  120 clientes.