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17 de November del 2015 a las 15:05 -
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En 1865 Fray Bentos conectado al mundo

Hoffman, Giebert y Hughes.
En 1865 Fray Bentos conectado al mundo

El como y el porqué se estableció el coloso industrial Liebig de Fray Bentos en un país recién llegado a la independencia, es toda una historia que va más allá de cuanto se pueda imaginar, por la trama tan circunstancial que desarrolló con sus casualidades y causalidades.

Pero el hecho aún más relevante es que, gracias al invento del extracto de carne, el químico alemán Justus von Liebig, considerado el científico más importante del siglo XIX en Europa -a nivel de Isaac Newton-, se ligó con Uruguay, y se funda -como le gusta decir a la Dra. Lucía Lewowicz- la “primera transnacional de la alimentación de la historia de la humanidad, poniendo por ello a Uruguay en un altísimo nivel”.

El extracto de carne es un invento de Liebig del año 1847, pero su difusión a escala industrial y transnacional recién se produce con la presencia de nuestra fábrica en Fray Bentos, porque antes se vendía en farmacias como medicamento.

Historias. Los datos que nos entregó la Dra. Lucía Lewowicz, que ahora estará en Europa durante cuatro meses recorriendo museos y archivos donde hay información sobre el Liebig’s y Fray Bentos, son apasionantes y además desconocidos. Nada es casual ni tan inesperado, sino que todo parece responder al empuje y emprendimiento de hombres de otro tiempo, en la dura tarea de llevar a cabo sus inspiraciones, sueños y visiones. Ocurre que los alemanes iban mucho a Brasil, pero se desprende de cartas y notas que no les gustaba mucho y se venían cuando podían al Río de la Plata, especialmente a Montevideo. Y aquí aparece uno de los actores que daría el gran empuje: George Giebert, un empresario joven, inteligente, tenaz y muy creativo. Fue uno de esos alemanes que se vino de Brasil, y al llegar a Montevideo se alió con su estrecho amigo August Hoffman, otro importantísimo alemán en la historia uruguaya, porque estuvo vinculado a numerosos emprendimientos comerciales. Entre ellos se encuentran los ferrocarrilles, en alianza con ingleses, e incluso fue uno de los fundadores del Banco Comercial, y durante el tiempo que estuvo en Montevideo, entre fines del siglo XIX y principios del XX, incursionó con éxito en otros emprendimientos comerciales. En realidad Hoffman fue quien trajo a Giebert a Uruguay, y resuelven establecerse aquí. Lo primero que hicieron fue criar ovinos con el hermano de August Hoffman, Edward, y un tal Hughes que tenía un saladero en Fray Bentos. Y se produce el milagro, pues en el ínterin Giebert se entera de la patente del extracto de carne, su costo en la farmacia, y el valor de la carne en Uruguay (que era mínimo ya que se valorizaba únicamente el cuero). Esta realidad empujó a Giebert a ir a Alemania para entrevistarse con Liebig -y con Peter Koffer- lo que ocurrió en 1861. Hechas las presentaciones formales y el esbozo de los negocios, Liebig explica los procesos industriales del extracto de carne. En realidad, el que hace el trabajo no es Liebig sino Peter Koffer, que producía el extracto de carne a nivel farmacéutico. No había en Europa abundante ganado, por lo que la poca carne que había se vendía para uso médico y a precio caro. Era sin duda un complemento que recetaba el médico para enfermos que debían recuperar sus energías. Surge el acuerdo, y entre los tres fabrican la primera máquina productora de extracto de carne, que patentan y exportan a Fray Bentos desde Berlín. Según lo relata la Dra. Lewowicz, se instalan en una casucha en campos de Richard Hughes, quien tenía un inmenso saladero, también propiedad de Hoffman y de otros capitalistas inversores. Es en ese modesto habitáculo donde comienzan a producir extracto de carne: lo envasan en pequeños recipientes de cerámica y los envían como muestra a Liebig para que controlara la calidad del producto elaborado. Peter Koffer y Liebig analizan las muestras y quedan azorados por la altísima calidad del producto. Los dos escriben a Giebert felicitándolo por el producto y aprobando en un todo los pasos dados. Y con estos elogios llega también la autorizacion para comenzar a producir. Como consecuencia, Giebert vuelve a Alemania a buscar capitales para la instalación de la planta, comprar la carne y, sobre todo, contratar personal técnico calificado. Esto último era todo un problema, pues no los había en Uruguay, y tanto es así que por entonces se hablaba de los numerosos técnicos extranjeros que vinieron a trabajar en estas empresas. La novedad es que los primeros pasos como productora de carne la dieron con la razón social Fray Bentos Giebert et Compagnie, y que desde un habitáculo muy modesto hacen sus exportaciones durante casi dos años. El financista de este primer emprendimiento es un alemán radicado en Bélgica, conocido de Liebig, llamado Otto Gunther. A los dos años la producción tuvo tal éxito que los socios tuvieron que reinvertir una enorme cantidad para seguir produciendo. Es ahí cuando todo crece rápidamente y se concreta la fundación de la Liebig’s Extraoct of Meat Company. Los capitalistas se van a Londres, que es la sede, y se convierte en una empresa cotizante en la Bolsa de Londres: se vendían las acciones, que eran francesas, españolas, italianas, alemanas e inglesas. No era la empresa de algún país, sino que era una empresa transnacional.

El depósito. El depósito de la Lemco estaba en Amberes, pero tanto aquí como en la planta industrial establecida en Fray Bentos había laboratorios de altísima tecnología para la época en control de calidad, proceso que era de tremendo rigor para el científico Liebig. Había también controles de calidad en cada una de las capitales donde se vendía este producto. Tanto es así, que en la gran empresa Liebig se reservó el cargo de director de calidad. El extracto de carne se vendía por todo el mundo: se han recuperado cromos publicitarios, donde se promovía la venta del extracto de carne, escritos en ruso, chino, y en idiomas que todavía no hemos podido descifrar. Liebig ordenaba que se hicieran recetas adecuadas a las costumbres de los países.

DRA. LEWOWICZ.

La actual directora estuvo en 2012 estudiando en Alemania casi 10 meses: en Berlín, en Giessen y Múnich, y también en Amberes y en Francia, en una ciudad muy cerca de la frontera con Bélgica, donde está el Archivo Nacional del Trabajo, y en el que hay mucha información de las acciones de Liebig y de las querellas judiciales que se suscitaron por aquellos años debido al éxito de su extracto de carne y la aparición de sus innumerables imitaciones.

Liebig murió en 1873 y Giebert en 1874, con 53 años. Al frente del Liebig’s quedó Hoffman, quien ya estaba prácticamente al mando, y Ernest Seekamp a cargo de la planta industrial, un químico alemán desconocido para los alemanes. Nos dice nuestra entrevistada que, según escritos, salta que Liebig le ordenó ir a Fray Bentos, lo cual demuestra que era un hombre de su confianza.

Por Emilio Cazalá para El País. 



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