(Gabriela Dati) La ciudad portuaria de Hiroshima, situada al oeste de Japón, fue fundada en el año 1589. El último censo realizado da cuenta de una población de 1.200.000 habitantes distribuida en 905 kilómetros cuadrados. Posee dos sitios declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, el Santuario Itsukushima , construido sobre el agua y que data del año 811, y el Memorial de la Paz , terminado de construir en el año 1915, y que fuera el edificio más próximo que resistió el impacto de la bomba nuclear y como tal fue preservado. La flor oficial de Hiroshima es la adelfa , ( para nosotros conocida como laurel de jardín), ya que fue la primera en florecer después de la devastación.
Un pueblo marcado por el horror y que no olvida.
El 6 de agosto se cumplieron 70 años de aquel día infame, que a su vez y paradójicamente, terminó con la Segunda Guerra Mundial. Con una fuerza destructora equivalente a 16 kilotoneladas de TNT, la bomba atómica estalló a 500 metros del suelo, ardió a 4000 grados y destruyó todo a su alrededor no solamente en el momento de caer, sino también después por los efectos de la irradiación.
“ Fue un fulgor súbito, blanco, plateado “ dijo recientemente un sobreviviente de noventa años quién agregó “ no se por qué he sobrevivido y vivido tanto tiempo, cuánto más lo pienso más doloroso es este recuerdo “.
El cantautor Víctor Heredia decía en su canción Sobreviviendo: “ tengo cierta memoria que me lastima, y no puedo olvidarme lo de Hiroshima, cuanta tragedia , sobre esta tierra … “
Recordar entonces, es una obligación de todos, una forma de resistir a nuevas Hiroshimas .