El comienzo de la noche más oscura

El 27 de junio de 1973, el presidente Juan María Bordaberry disolvió el Parlamento y ello marcó el comienzo de la dictadura cívico-militar en Uruguay que se extendió hasta 1985. 
Este golpe de Estado fue el resultado de una serie larga de antecedentes y de un largo proceso de crisis económica, deterioro político y aumento de la conflictividad social del Uruguay, además de la derechización de los mandos militares en un contexto regional apoyado por Estados Unidos para eliminar la influencia de las ideologías socialistas y marxistas.
El miércoles 27 de junio de 1973, argumentando que "la acción delictiva de la conspiración contra la Patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal", el entonces presidente Juan María Bordaberry disolvió las Cámaras de Senadores y Representantes con el apoyo de las Fuerzas Armadas, anunció la creación de un Consejo de Estado con funciones legislativas, constituyentes y de contralor administrativo, restringió la libertad de pensamiento y facultó a las fuerzas armadas y policiales a asegurar la prestación interrumpida de los servicios públicos.
Previo al golpe, en la Cámara de Senadores se alzaron voces en defensa de la democracia como las Wilson Ferreira Aldunate, Amílcar Vasconcellos, Enrique Rodríguez.
En respuesta al golpe de Estado, en la misma madrugada en que se gesta el golpe, el secretariado de la CNT (Convención Nacional de Trabajadores) comenzó la huelga general más larga en la historia del país, que duró 15 días.
Pero la dictadura se impuso por la fuerza.
Este período histórico estuvo marcado por la ausencia de derechos constitucionales, la disolución del Parlamento, la prohibición de los partidos políticos, la ilegalización de los sindicatos y medios de prensa, la intervención en todos los niveles educativos y la persecución, encarcelamiento, tortura, desaparición forzada y asesinato de miles de personas opositoras al régimen, imponiendo un régimen de represión, censura y violación sistemática de los derechos humanos.
La dictadura cívico-militar en Uruguay terminó el 1 de marzo de 1985 con la recuperación de la democracia.
El proceso de transición comenzó con el rechazo en el plebiscito del 30 de noviembre de 1980 de la propuesta del gobierno militar por casi un 57% de los votos válidos. 
Eso desencadenó la apertura de las conversaciones para la reinstitucionalización del país, con la realización de las elecciones internas en los partidos políticos en 1982, las conversaciones del Parque Hotel primero y del Club Naval después, donde se negociaron las condiciones de la salida, y luego las elecciones nacionales de 1984 que culminaron con el triunfo y posterior asunción de Julio María Sanguinetti como presidente del Uruguay, el 1 de marzo de 1985.