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11 de October del 2022 a las 15:16 -
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 tragedia de Austral

Había soñado que iba a morir en un accidente.

 tragedia de Austral

Se cumplen 25 años de la noche en la que la nave se estrelló en Fray Bentos. Silvina Rumachella, familiar de la auxiliar de a bordo que ese día no iba a viajar, dialogó en exclusiva para TN.

Silvina Rumachella (53) tiene un doble rol desde hace 25 años cuando sucedió la mayor tragedia aerocomercial argentina: el avión de la empresa Austral que había despegado de Misiones rumbo a Buenos Aires se estrelló en un descampado de la localidad de Fray Bentos, Uruguay, el 10 de Octubre de 1997. Desde ese momento, además de llevar a cuestas el eterno dolor por la muerte de Viviana, su hermana azafata, se puso al hombro junto a su marido la querella de la causa desde que tenía 28 años.

“Ella había soñado que iba a morir en un accidente”, contó la hermana de la azafata que murió en la tragedia de Austral

El juicio oral, que comenzó en Comodoro Py en 2019 y terminó vía plataforma digital Zoom en 2021, absolvió a las 34 personas que habían sido imputadas durante la investigación. “No falló nada en el juicio. Fue la impunidad y la trama de corrupción que siempre hay detrás de este tipo de tragedias. El sistema judicial garantiza la impunidad en estos casos”, aseguró Silvina a TN.

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”Veníamos con un proyecto de vida y de repente, como dice mi marido ‘a nosotros el avión se nos cayó en el living de la casa’, no en Fray Bentos”, describió a TN Silvina, en referencia a sus vidas después de aquel 10 de octubre del 97´. ”Nos habíamos casado hacía un año, Viviana había sido nuestra testigo y, de pronto, se nos desarmó la vida en función de la tragedia inmensa que nos tocó atravesar”, añadió.

De hecho, Silvina, que recién comenzaba a ejercer como abogada, se hizo cargo de la querella en la causa contra Austral con tan solo 28 años. Su casa pasó a estar ocupada por cientos de páginas de alegatos, numerosas carpetas de documentación y estudios de cuestiones técnicas sobre aviación.

Para ella y su marido, el mundo que conocían hasta ese momento se les destruyó completamente. Asimismo, la letrada comentó a TN que no había forma de atravesar el duelo porque nadie les daba explicaciones de cómo y por qué se había caído el avión.

En el 25° aniversario de la tragedia, los familiares no se reunirán en Fray Bentos ni en Aeroparque para homenajear a las víctimas. “Suceden varias cosas: quedamos muy golpeados, sin energía, tras la sentencia del Tribunal que absolvió a todos los imputados. Además, llegar a la zona del accidente es muy complejo, se necesitan camiones del ejército y este año no nos llamó la cónsul argentina que siempre coordinaba la logística del homenaje. Vamos a esperar que coloquen nuevamente el monumento a las víctimas en Aeroparque para reunirnos entre algunos familiares”.

“Ya no tengo esperanzas en nadie, mucho menos de personajes del sistema judicial atravesados por la desidia y la corrupción”, confesó la hermana de la azafata en relación a la apelación que hicieron sobre el fallo, cuyo expediente se encuentra ahora en manos de Casación Penal.

Con su marido, Norberto Caputo, el otro abogado de la querella, Silvina intentó sostener el equilibrio en su vida personal, su trabajo y su familia. Así describió Rumachella, especializada en Derechos Humanos y oriunda de la localidad cordobesa de Miramar de Ansenuza, estos 25 años en los que puso cuerpo y alma en la causa. En toda esta vorágine, “nos costó mucho ser padres. Por suerte, logramos tener un hijo, pero nació con toda esta historia detrás”, comentó la letrada.

Cuando sucedió el accidente, su hermana Viviana tenía una antigüedad de 11 años en la empresa Austral y ya notaba “problemas de gestión en detrimento de la seguridad de los aviones. Mi hermana escuchaba comentarios de mecánicos y tripulantes que hablaban de las fallas de los aviones. Además, trabajaba en situaciones exigidas ante la nueva gestión del Grupo Iberia, que había tomado posesión de Austral y Aerolíneas Argentinas.”, agregó.

”Mi hermana Viviana quería renunciar, de hecho lo estaba planificando y estaba con temor. Logró comprarse un departamento y lo iba a estrenar el sábado posterior a la tragedia, pero no llegó a mudarse”, rememoró con un halo de tristeza. La azafata no tenía programado ese vuelo, pero estaba de guardia y la persona que tenía que volar se bajó por temas de salud. ”Unos días antes había soñado que se moría en un accidente”, señalo Silvina a TN, como todavía sin poder creer el pálpito de su hermana.

El avión de Austral Mc Donnell Douglas DC-9 matrícula LV-WEG accidentado.
El avión de Austral Mc Donnell Douglas DC-9 matrícula LV-WEG accidentado.
“En aquel momento, en Argentina no había experiencia en tratar tragedias con múltiples víctimas de estas características. A los familiares, en un primer momento, la empresa nos dijo que el avión había aterrizado y que estaba intacto a la vera de un camino en Uruguay”, afirmó Rumachella. Y agregó que, para descomprimir la situación, los funcionarios de Austral trasladaron a los familiares desde Aeroparque hasta el aeródromo de Gualeguaychú.

“Recién en ese momento nos enteramos de lo que había pasado, gracias a que el padre del comandante del avión les dijo a los de Austral: díganles la verdad”, recordó Silvina con amargura.

Por otra parte, Silvina destacó que el hecho de que no hubo restos humanos identificables fue contraproducente: “Disparó la imaginación más loca de las personas de pensar que no se habían muerto”. Detalló que solo encontraron papeles, bolsos, documentos y dos bolsas de residuos con restos de las víctimas que nunca pudieron ser identificados. “De hecho, a los familiares nos negaban los certificados de defunción porque no estaban los cuerpos de los muertos”, añadió consternada.

“Nunca tuvimos el pésame ni las condolencias de los directivos de Austral”, concluyó.

Los familiares de las víctimas de la tragedia se acercaron a la zona del accidente, donde trabajaban la policía y los bomberos de Uruguay.
Los familiares de las víctimas de la tragedia se acercaron a la zona del accidente, donde trabajaban la policía y los bomberos de Uruguay.
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Cómo fue el accidente

El fatal vuelo 2553 había partido a las 21:18 del aeropuerto de Posadas, en la provincia de Misiones, y se dirigía hacia Aeroparque. El avión McDonnell Douglas DC-9-32, con la matrícula argentina LV-WEG, llevaba 69 pasajeros y cinco tripulantes.

Desde que comenzó el vuelo, la tripulación se mantuvo comunicada con la torre de control argentina. Sin embargo, cuando se encontraba a 70 kilómetros al sudeste de Gualeguaychú, Entre Ríos, a 10.000 metros de altura, se cortó el contacto radial.

Allí se encontró con un frente de tormentas. Se cree que el piloto intentó evitarlo, pero al virar hacia la izquierda se encontró con una peligrosa formación de nubes. Pasadas las 22:10, el avión cayó perpendicularmente a gran velocidad y se estrelló en un campo de Rio Negro. Dejó un cráter de 70 metros de largo y 10 de profundidad. No hubo sobrevivientes.

La zona en la que cayó la nave es de bañados, cerca de ruta 20 en una estancia llamada La Garita, lindante con el río Uruguay. El área, además, estaba anegada por las recientes lluvias intensas y eso hizo más difícil el acceso al lugar. Entre los hierros y chapas, el personal de bomberos, policÍa y peritos se dedicaron a recolectar los restos de la tragedia.

El cráter que produjo la caída del avión de Austral en 1997, rodeado de familiares de las víctimas en un homenaje realizado en el primer aniversario del siniestro. (Foto: Clarín).
El cráter que produjo la caída del avión de Austral en 1997, rodeado de familiares de las víctimas en un homenaje realizado en el primer aniversario del siniestro. (Foto: Clarín).
Las pericias hechas por los organismos uruguayos determinaron que fallaron las luces de alarma que debían alertar sobre el funcionamiento de los velocímetros. Afirman que lo que ocurrió fue que el tubo pitot -que marca la velocidad dentro de la cabina presurizada- se había congelado y el piloto creyó que la velocidad era menor a la que en realidad iba, por eso extendió los flaps, pero la presión del aire lo arrancó y la nave perdió el control hasta estrellarse.

Los culpables fueron absueltos

El juicio oral, que comenzó en Comodoro Py en 2019 y terminó vía plataforma digital Zoom en 2021, absolvió a las 34 personas que habían sido imputadas durante la investigación. Allí, el fiscal del juicio Juan Patricio García Elorrio decidió no acusar a los procesados al considerar el principio de in dubio pro reo, lo que significa que ante la insuficiencia probatoria se está a favor del acusado.

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Además, desestimó como prueba el informe final de la Comisión Investigadora de Accidentes de Aviación Civil de la República Oriental del Uruguay (CIADA), la cual determinó como una de las causas de la tragedia aérea la condición de engelamiento de los tubos Pitot que produjeron lecturas erróneas en los velocímetros.

Sin embargo, el fiscal sí tomó en cuenta las conclusiones de una pericia ordenada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5 (TOCF 5), en la que la mayoría de los peritos dijeron que resultaban válidas las observaciones que formuló la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil de la República Argentina (JIACC) al informe uruguayo y, por ende, endilgó la responsabilidad de la tragedia a los errores cometidos por los pilotos.

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Ello sucedió pese a que uno de los peritos oficiales también puesto por el tribunal, Carlos Lupiañez, presentó su propio informe en disidencia, en el que coincidió con lo dicho por la Ciada en cuanto al rol de los tubos Pitot. Con este panorama, el TOCF 5 de Comodoro Py, integrado por los jueces José Martínez Sobrino (presidente), Daniel Obligado y Adriana Palliotti resolvieron en forma unánime absolver a todos los acusados.

Los familiares, que habían pedido penas de entre 12 y 15 años de prisión para cada uno de los imputados, criticaron duramente el fallo y expresaron: “Comodoro Py: llegaron los tres jueces magos y regalaron absoluciones para todos”.

Ahora, los mismos familiares esperan que Casación Penal revierta el fallo en el que fueron absueltos todos los acusados.

 



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