Compartimos las palabras del diputado Constante Mendiondo en la Cámara de Representantes en el homenaje realizado a Felipe Michelini. 

Señor presidente: queremos comenzar por agradecer a la Cámara, en nombre de la familia y de nuestro partido político, el Nuevo Espacio, que contó con Felipe Michelini como uno de sus fundadores, este homenaje. Obviamente, reconocemos la iniciativa del señor diputado Iván Posada y a través de ella queremos saludar a las bancadas de todos los partidos políticos por esta oportunidad.

A veces cuesta comprender a los seres humanos. Una cosa es cómo son y, otra, cómo uno los percibe. Y, ahora, deseo hacer una especie de catarsis sobre el relacionamiento que tenía con Felipe, a lo cual ya han referido muchos y en lo que ya se ha hecho mucho hincapié.

Hace alrededor de veinticinco años, los inicios del Nuevo Espacio lo encontraron como un hombre educado, que muchas veces se hacía invisible, que buscaba las últimas sillas, las de atrás; seguramente, era tímido. Pero no obstante ello, todos estábamos esperando que se anotara para hablar porque era riguroso en los análisis, desmenuzaba las situaciones con naturalidad, siempre con ese tono apacible, amigable, que a uno lo obligaba a reflexionar. De alguna manera, nos ubicaba en el camino y nos daba las perspectivas. Había una fija, siempre: Felipe tenía que redactar los documentos, las declaraciones, pues este era uno de sus muchos dones, además de la confianza que inspiraba y que, por ende, se le tenía. Así lo percibía yo, como muchos de los que aquí han hablado.

Para no repetir muchas de las cosas que se dijeron quiero hacer una pequeña sinopsis de cómo fue este proceso que me termina mostrando al Felipe Michelini real.

En octubre de 2011 se promulgó la Ley N° 18.831, “Restablecimiento de la pretensión punitiva del Estado para los delitos cometidos en aplicación del terrorismo de Estado hasta el 1° de marzo de 1985”. Esa ley, que hoy está vigente, que permitió y permite procesar a quienes cometieron delitos de lesa humanidad, fue redactada por el doctor Felipe Michelini y por la doctora Mariana Gula.

Felipe Michelini integraba el Fondo Fiduciario en Beneficio de las Víctimas, de la Corte Penal Internacional, y desde 2018 hasta la fecha era su presidente, pero desde 2015 integraba el Consejo. Esta carta de la Corte Penal Internacional, que el presidente dispuso que se incluya en la versión taquigráfica, abunda en los detalles.

La representación de Felipe Michelini no era de Uruguay, sino de todas las Américas -excepto Estados Unidos-, desde Canadá a Tierra del Fuego, y eso también muestra el valor que tenía su figura.

El periódico francés Le Monde, en un artículo publicado el 20 de abril, lo define como un especialista en la justicia internacional, además de hacer otros relatos sobre su persona.

La Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal), manifiesta: “Michelini será recordado siempre por ser un incansable defensor y referente en la lucha por los derechos humanos. Uruguay ha perdido un ciudadano ejemplar, pero su legado de lucha y tenacidad nos exhorta a continuar defendiendo y promoviendo el respeto por los derechos humanos”.

La Unesco envió una carta al señor ministro de Educación y Cultura cuya síntesis no leeré porque lo hizo el señor diputado Iván Posada. También allí hay un reconocimiento importantísimo a su labor.

El Partido de la Refundación Comunista de Italia, además de las condolencias, manifiesta: “Tuvimos la oportunidad y la suerte de conocer su trabajo, fruto de un hombre claro, justo, de un militante de la vida”.

El Partido Izquierda Democrática de Ecuador expresa: “Uruguay y América Latina pierden un ciudadano ejemplar, valiente y reconocido por su trabajo. Su legado de lucha y tenacidad y de defensa de los derechos humanos nos exhorta a seguir luchando por la defensa de los menos favorecidos, con los principios de igualdad, libertad y justicia social, contra la indiferencia y la impunidad”.

El Partido de la Liberación Dominicana, el PLD, luego de expresar las condolencias y el dolor afirma: “Es una pérdida que estremece de dolor al mundo democrático: a América Latina y demás continentes, incluyendo a nuestro Partido en su vocación de organización internacionalista”.

Y Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos, definen a su compañero –porque Felipe era de ahí- como un “luchador incansable en defensa de los derechos humanos, militante estudiantil, legislador y en el último tiempo coordinador del grupo de trabajo por Verdad y Justicia. Recordamos su trabajo comprometido en búsqueda de la construcción del Nunca Más".

La Fundación Mario Benedetti lo recuerda manifestando que “Era un consecuente defensor de los derechos humanos, miembro fundador del Observatorio de Políticas Públicas de Derechos Humanos en el Mercosur, docente universitario, integrante de la generación del ochenta y tres; participó del movimiento estudiantil a la salida de la última dictadura cívico-militar”.

Y ahora paso a leer definiciones de personas notorias en nuestra sociedad. Gerardo Bleier dice: “Experimentó al mundo transformándolo sobriamente como hacen los revolucionarios de verdad. Heredó espíritu justiciero, observó la fragilidad de los seres con sentido del humor y transformó los dramas en impulso democratizador”.

El saludo final, a nombre propio y del PIT-CNT, de Fernando Pereira dice: “El Felo, con su dulce y firme voz podía mover montañas, firme en sus convicciones y en sus pasiones, nunca abandonó la lucha por los derechos humanos, por verdad y justicia”.

No voy a reiterar la carta interesantísima de despedida de Jorge «Chileno» Rodríguez con anécdotas, porque ya la leyó el señor diputado Gustavo Olmos y los diputados la conocen.

En algún pasaje dice: “Estos pequeños resúmenes tomados de entre tantas muestras de dolor en el mundo marcan a fuego la persona que hoy homenajeamos, que trascendió las fronteras partidarias y se constituyó en una referencia ineludible en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia”.

No voy a reiterar lo que aquí se dijo, pero fue un gran diputado; tuvo una formidable actuación en el último quinquenio en la Comisión Administradora del Río de la Plata, poniendo en condiciones óptimas el postergado canal Martín García; además, comenzó negociando con un gobierno con determinados vínculos y terminó negociando con otro, de una manera formidable, y esto quedará en la mejor historia de la diplomacia.

Señor presidente: la carta del Fondo Fiduciario en Beneficio de las Víctimas, de la Corte Penal Internacional, será incluida como se acordó en la versión taquigráfica de la sesión.

Quiero mencionar la carta tan emotiva de la señora diputada del Parlamento argentino, arquitecta Margarita Stolbizer, que no leeré por falta de tiempo, pero que también será incluida en la versión taquigráfica.

Finalmente, quiero referirme a algunas cuestiones vinculadas a mi experiencia personal con Felipe.

En las elecciones de octubre de 2014 fui electo diputado y al día siguiente recibí una llamada de Felipe Michelini –ahora me va a costar un poquito más hablar-, quien además de felicitarme me ofrecía su despacho, el 232. Eso me produjo un impacto porque con Felipe no tenía una comunicación de tanta confianza, siempre lo sentía como una persona lejana. Y a partir de entonces siempre nos quedamos con eso del despacho 232. Para mí era un honor, porque me confiaba su custodia, y cada vez que lo veía le decía: “Felipe, mirá que te cuido el despacho”. Y él se sonreía.

Hace poco, en esta nueva legislatura me pidieron el despacho, y seguramente más de uno habrá dicho: “¿Qué le pasa a este vasco necio que no quiere dar ese despacho?”. Para mí es el despacho de Felipe Michelini, y ahí estoy, ahí están sus carpetas.

Nunca recibí tantas llamadas como desde los primeros días de marzo a estos últimos, sobre todo para saber cómo veía él la prórroga de las elecciones departamentales, y recuerdo que mucho de lo que él sostenía se adoptó en la solución final. Pero fundamentalmente las consultas eran por un hecho que tiene que ver con lo que ha sido su vocación, su forma de vida: los derechos humanos. Él insistía permanentemente con la postulación a la Corte Penal Internacional de la doctora Ariela Peralta, ex presidenta de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo. Hicimos lo que pudimos; llegamos hasta donde pudimos. La doctora Ariela Peralta fue postulada, pero la decisión dependía de la Asamblea General. Sé que Felipe Michelini mantuvo una última conversación con la señora vicepresidenta de la República y presidenta de la Asamblea General logrando ese último objetivo.

Ahora nos queda a todos mucho más que un despacho, nos queda un legado.

Su injusta partida me lleva a reflexionar que esta relación de veinticinco años no la aproveché ni la disfruté todo lo que pude porque ahora, cuando ya no está, todos los compañeros del Cuerpo y el mundo me dicen quién fue Felipe Michelini.

Muchas gracias, señor presidente.

-Tany Mendiondo-