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29 de March del 2019 a las 01:01 -
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Un artículo refleja la actuación en Fray Bentos

Así ven a Falta y Resto desde Gualeguaychú
Un artículo refleja la actuación en Fray Bentos

Un artículo periodístico escrito por Eugenio Jacquemain, quien vino de Gualeguaychú especialmente a Fray Bentos refleja la presentación de la murga Falta y Resto, de la cual es seguidor. 

A continuación el artículo: 

Nos hacía Falta y hubo Resto

La tarde caía sobre la hermosa rambla Fraybentina. El espléndido anfiteatro, o teatro de verano como le llaman, aguardaba paciente el inicio del espectáculo programado para un par de horas más tarde. Para quienes vivimos ahí nomás, del otro lado del gran charco,  esa corriente de agua que los libros de geografía llaman Uruguay, ya no es sorpresa observar el cuidado y la prolijidad de los paseos orientales.  Si bien muchas ciudades argentinas no se le quedan atrás, la República Oriental, logra en sus paseos, esa rara confluencia entre lo natural y lo innovador, respetando uno y otro. En Fray Bentos, la modernizada costanera, logra una simbiosis automática con el verde de los árboles y el pasto que nutre la orilla del río, logrando conformar un gran marco para algo característico de los orientales, la mateada, ya sea solo, con amigos o en familia.

Domingo del fin de semana largo de carnaval, nos habíamos acercado a la ciudad litoraleña con Pedro y Agustín para cubrir la presentación de Falta y Resto esa noche. Al equipo se  habían sumado Silvia y Lina, fieles compañeras de dos de los integrantes, que habían decidido escoltar esta aventura periodística en el exterior. Abandonamos por un día la ciudad de las plumas y las batucadas, para ir a apreciar el espectáculo murguero, fiel representante de la esencia del carnaval uruguayo.

Los argentinos también conocemos de murgas, las de Gualeguaychú, con más similitudes con las porteñas que con las orientales, desfilan los viernes de febrero a la vera del corsódromo, lugar donde los días sábados, se desarrolla el Carnaval del País. Justamente ahí radica la principal diferencia, desfilan por las calles o circuitos, nutridas de cornetas de caña, latón y papel, adminículos caseros que se transforman en hermosos instrumentos musicales, en cambio, el inmenso espectáculo que dan las murgas orientales, se basa en el tablado, en el escenario, donde inigualables actores, de lo que parecen ser risueñas comedias musicales, nos dejan enseñanzas de vida, lecciones y consejos, pero por sobre todo, nos acercan a lo popular, nos acercan a la gente.

Estábamos acostumbrados a sortear infinidad de obstáculos para poder desarrollar nuestra tarea, sin embargo, desde el primer momento que nos comunicamos con Mario y Jorge, dos pilares de la organización del evento, encontramos todas las puertas abiertas para nuestro trabajo.

El teatro de verano Fraybentino enfrenta desafiante al río, su imponencia, nada tiene que temer frente a las aguas que bañan el terreno a pocos metros. La majestuosidad de sus escalones de piedra que parecen desaparecer a la vista muy suavemente frente al escenario central, culmina atrapada en una nutrida galería fotográfica dentro de nuestros equipos. Las primeras pruebas de sonido ya habían comenzado cayendo la noche. “No sólo actúa La Falta, sino que también hay otras dos murgas y como complemento, una murguita de niños” nos contaba Mario, el productor del espectáculo. 

Si la idea era consumir murga, el menú que se ofrecía era de mucha calidad. Una de niños, y otras dos “teloneras” de primera, conformaban la antesala para la presentación de La Falta y Resto.

La gente comenzaba allegar al anfiteatro, algunos lo hacían por la amplia avenida que une el centro de la ciudad con la costa del río y otros directamente desde la rambla. Los preparativos de la clásica cantina estaban comenzando, un aroma a hamburguesas y choripán nos tentaba a acercarnos. Si hay algo que nos gusta a varios de este lado del río,  es el sabor de las cervezas uruguayas, las mismas que acompañarían más tarde nuestra cena en prolijas mesas ubicadas detrás del escenario principal. 

Nuestro primer entrevistado fue Mario, el productor. Nos puso al tanto de todo lo organizativo y se comprometió a que tuviéramos la oportunidad de entrevistar a varios integrantes de La Falta, promesa que un par de horas más tarde, se cumplió a rajatablas. 

“Aquel es el Intendente” indicaron, y hacia él fuimos. Oscar es de contextura mediana, de un metro setenta aproximadamente, con anteojos y un nutrido bigote. Lejos de estar ubicado en un lugar privilegiado, lo encontramos sentado con su familia, uno más entre la gente, mimetizado con el público que comenzaba a llegar. Accedió amablemente a charlar, y no solo de La Falta, habló sobre la temporada, la historia del ambiente murguero y las relaciones actuales con Gualeguaychú.

Dejamos al Intendente Rionegrense con su familia ya que quedaba poco tiempo antes de que comenzara el espectáculo. Charlamos con Jorge, el Director del Hospital, ya que el evento se realizaba en beneficio del nosocomio local, y rápidamente, para no perdernos un minuto del evento, concurrimos a una cita obligada en un almacén cercano. Acá hay que aclarar que el Uruguay, tiene un producto que en nuestro país abunda, una especie de plantita molida que se bebe en forma de infusión, conocido como yerba, sin embargo, hay una marca comercial de dicho elemento que ejerce una rara atracción para los litoraleños argentinos, por lo cual, no podíamos volver sin la cantidad máxima permitida en aduana de aquel vital elemento. 

La asistencia era muy diversa, al público de la ciudad se le agregaban muchos argentinos, ocasionales visitantes o que habían concurrido con el objetivo de ver las murgas. El mate competía palmo a palmo con los choripanes, hamburguesas y panchos y alguno que otro vaso de cerveza rubia que atentaba contra la prosecución de nuestro trabajo intentando convencernos de su ingesta.

Todo lo que antecedió al espectáculo principal dejó su marca en el público, sobre todo en sus palmas. Desde los purretones hasta las murgas mayores, fueron logrando una empatía generalizada con los espectadores. Mientras se desarrollaba el espectáculo, detrás del escenario, sobre el lado de la rambla, estaciona un colectivo, en el venían los integrantes de Falta y Resto. “Vengan que les presento al Flaco” nos dijo Mario y lo acompañamos, ahí, al ladito de los escalones del micro, donde bajaban los integrantes de La Falta. Primero nos presentó a Maca, una integrante con una fuerte impronta feminista, que nos puso al día de los pormenores sobre la no presentación en competencia de la murga, casi no nos dejó preguntar cuando se paró frente a nuestras cámaras. 

Estaba  a unos metros nuestro, su altura impactaba, su pelo largo llegaba casi hasta los hombros, una figura esbelta de saco blanco, era Raúl “flaco” Castro, conocido como “Tinta Brava”. Gentilmente accedía a sacarse fotos con todo aquel que se lo requería. No dudó cuando Mario nos señaló, “La semana entrante voy a Argentina, con el espectáculo concurrimos muchas veces, nos tratan bárbaro” dijo Raúl. Contestaba con una simpleza admirable cada pregunta, se lo veía convencido en las respuestas, sus gestos, enmarcados en una cara curtida y apenas cubierta por su largo cabello, resaltaban sus palabras. Para quienes desde chicos escuchan los cantautores populares uruguayos, el estar frente a uno de ellos, producía infinidad de sensaciones. Surgían una y mil preguntas que debían acotarse frente a la proximidad de la actuación, pero esos minutos de charla, sumados al fuera de micrófono, parecían eternizarse en el tiempo para sacar hasta lo último del Flaco Castro. Las autoridades municipales esperaron pacientemente que terminara la entrevista, incluso durante la grabación de un video especial para un par de amigos que no habían podido viajar y al cual el Flaco gentilmente se prestó. 

Luego de un rato, dejamos a Tinta Brava inmerso en un mar de pedidos de fotos y saludos para colocarnos en nuestro lugar, frente al escenario, donde ya actuaba con mucha fuerza una murga sanducera.

Al momento de comenzar la presentación de La Falta, la ubicación del público no tenia fronteras, incluso un par de señoras colocaron sus sillones playeros cerquita, ahí nomas del escenario, luego una media docena más siguió su ejemplo y otros “atrevidamente” parados casi sobre él, no había barreras para nadie. Ese teórico desorden empezaba a mostrarnos la esencia de la murga uruguaya, la frutilla del postre vendría después, cuando integrantes se mezclaban con el público como arte de un espectáculo verdaderamente interactivo, haciendo realidad una de sus letras “…soy propiedad del pueblo”.

Los argentinos no estamos acostumbrados a este tipo de carnaval, solemos presenciar hermosos desfiles de comparsas o murgas y por otro lado actuaciones teatrales, pero esta simbiosis de ambas no es común en nuestro pagos, quizás esta sea la razón por la cual deseábamos que el espectáculo no finalizara nunca, que cuando culminaba, nos encontró acuclillados ahí delante y nuestros equipos en un segundo plano, micrófono apagado y cámaras guardadas, solo nosotros y la murga. Era obvio, tener nuestros instrumentos de trabajo estorbaba  en nuestras manos, nos impedía aplaudir, participar, interactuar con El Flaco y los murgueros, nos impedían ser parte del “Tiempo real” que tan magníficamente representaron mezclados con cada uno de nosotros.

Difícil es volcar en un teclado negro, frío y lleno de letras sin vida, el momento que disfrutamos “trabajando” en el anfiteatro Fraybentino. La previa con los rionegrenses y foráneos, las notas, la charla fuera de cámara con “Tinta Brava” y la representación de La Falta y las anteriores murgas, nos habían llenado de respuestas pero también de nuevas dudas, nos replantearon desde sus letras muchas cosas, ayudándonos, al mismo tiempo, a descubrir otras.

 Detrás del escenario, nos esperaban unos amigos para compartir las tan deseadas cervezas y choripanes, delante nuestro, comenzaba el desarme y el regreso de artistas y público a sus hogares. Nos queda como última imagen, las caras de los pequeños botijas de la murguita que dió inicio al espectáculo, sobre el escenario, cantando con La Falta, si un día hay que simbolizar la alegría y la felicidad, seguramente ese retrato disputará el podio.

Vinimos porque algo nos hacía Falta y hubo Resto de mucho más como decíamos al principio, Falta y Resto, así, como en el truco, cuando uno se juega todo, a perder o ganar, pero dejando todo, como los artistas de un rato antes.

Crónica: Eugenio Jacquemain

PH: Agustín Juriol - Pedro Rondán 

EPA Producciones Periodísticas Independientes

 


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