La Comisión Departamental de Derechos Humanos emitió un comunicado en el marco de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
1948 – DICIEMBRE 10 – 2018.
Tras dos grandes confrontaciones de carácter mundial y principalmente luego de la II Guerra Mundial, los gobernantes de las principales potencias procuran aunar criterios respecto a limitar las acciones beligerantes y garantizar la paz mundial.
Es así que nacen las NACIONES UNIDAS, las que, reunidas en Asamblea General, el 10 de diciembre de 1948, aprueban y proclaman la “Declaración Universal de Derechos Humanos”, la que, entre otros considerandos sostiene que; “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad y que se ha proclamado como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, librados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de creencias.
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,………… La Asamblea General proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos, como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que, tanto los individuos como las instituciones , inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a esos derechos y libertades y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción”.
Setenta años han transcurrido de esta declaración y no es poco lo que se ha logrado al amparo de sus postulados.
No es menos cierto que, lamentablemente, hecha la ley, hecha la trampa como sostiene el dicho popular y que son múltiples las argucias de que se valen tanto los hombres como las naciones por ellos dirigidas, para pisotear en cuanta ocasión les sea propicia, la libertad y derechos de otros hombres y pueblos.
Las limitantes y obligaciones, están pautadas. De los hombres y los pueblos, depende el cumplimiento y respeto de estos derechos que asisten a la raza humana toda.
Al decir de nuestro prócer José G Artigas: “Nada debemos esperar si no de nosotros mismos”.
Comisión pro Derechos Humanos – Fray Bentos