El sábado pasado participamos de dos actividades que pueden parecer contrapuestas, pero que en realidad nos muestran la riqueza de nuestra sociedad, y el entusiasmo que pone nuestra gente en causas tan variadas como importantes. Primero estuvimos en Grecco, allí la comunidad educativa festejó los 25 años del CEI, el único liceo que tiene toda la zona rural de nuestro departamento. Es una clásica historia de esfuerzos, de continuidad con lo que es la escuela de la zona, con profesores que dictaban diversidad de materias, con un internado para los que alumnos pudieran mantenerse en el centro educativo porque sino las distancias hacían imposible la concurrencia. Y como siempre, detrás de todo esto una comunidad que pone su apoyo, material, anímico, humano, para que el centro de estudios se mantenga y continúe brindando algo tan simple y fundamental: educación.

Luego nos fuimos a Young, donde colectivos impulsan el apoyo a la denominada “Ley Trans”, conjuntamente con MIDES que lleva a delante tareas de concientización y educación hacia la tolerancia en un sentido amplio y la aceptación de la diversidad como una matriz de nuestra nación.

En su mayoría son jóvenes que están luchando por un Derecho Humano fundamental, el que se les reconozca y se les permita tener las herramientas para ser lo que quieren y necesitan ser.

Algo tan sencillo, pero tan complejo, como dejar de lado ciertos dogmas y aceptar al otro como lo que es, como lo que tiene la necesidad imperiosa de ser.

Y nosotros firmamos, con alegría y acompañando a estos jovenes que empujan por algo que nos hará más tolerantes y más igualitarios.

En una sola jornada estuvimos en estos dos Uruguay, pero que al final son uno solo: el que no baja los brazos, el que busca mejorar la educación en el medio rural y que celebra el éxito de toda una trayectoria, y el otro, el que es más urbano, y que busca hacer un camino que les permita desarrollarse en todo el sentido de la palabra. Estos dos Uruguay son hijos de tiempos diferentes pero con ese espíritu de lucha compartido, y sobre todo de trabajo en equipo y de causas compartidas. Porque ni un liceo en el medio rural, ni la lucha por la aceptación de la diversidad son peleas de individuos en soledad. Son colectivos que se unen y participan haciendo lo que entienden hay que hacer para salir adelante.

Lo mejor de la tradición se une de esta manera con lo mejor de la sociedad actual: la aceptación de la diversidad y la búsqueda de tener Derechos Humanos para todos, sobre todo para aquellos que durante toda la historia estuvieron invisibilizados y penalizados socialemente por querer ser lo que son.

La unión se da en el esfuerzo por la causa, y por el trabajo en colectivo. Una vez más recorriendo nuestro departamento hemos visto como los diferentes sectores de la sociedad se organizan para dar batalla: las más hermosas de las batallas, conseguir los objetivos nobles y humanos que se plantean. Porque cuanta más educación, y cuánta más libertad y tolerancia tengamos sin dudas que seremos una mejor sociedad.

-Tany Mendiondo-